jueves, 20 de febrero de 2025

PESOS VIVOS


A mí,  que me gustan tanto los colores, se me forma a veces un nudo en la garganta  que me hace respirar en blanco y negro. 

Son las cosas que no digo. Las que nunca diré. No por vergüenza o por miedo. Simplemente porque no hay camino para sacarlas y se van quedando detenidas, atoradas ... retenidas.

Yo pensaba que eran como piedras, pesos muertos que no demandaban más que fuerza para acarrearlas cuando me muevo.
 
Besos muertos, pesos muertos.
 
Pero no. Están vivas y comen.
Comen colores.
 
Isabel Salas


                             



viernes, 7 de febrero de 2025

COLLAR DE DOLORES

 
Yo no sé forrar mis dolores de nácar y hacer bolas de perlas. No puedo, ni quiero, guardarlos toda la vida y que al morir los veas convertidos en un collar de dolores. Quiero mostrarlos ahora para que entiendas bien cómo y porqué me hirieron. Te los enseñaré todos. Y así, cuando los entiendas, me los puedas explicar uno a uno.

Devuélvemelos acariciados por ti. Cuéntame la historia de mis lágrimas desde tu lado. Explícamelo todo. Como un cuento de otra vida que no es la mía.  Que sirva de algo la sabiduría.

Cada grito que no grité quiere ser una bola brillante y bonita. Abrázame fuerte mientras me preparo. Para mostrártelos tengo que abrir mi cáscara y tal vez nos duela a los dos. 
 
Si tú tienes fuerza, yo tengo valor.
Dime que tienes valor, y seré fuerte también.

Tal vez has venido para eso. Para ayudarme a gritar. Y por que no...tal vez para ayudarme a engarzar mi collar antes de morir.

Isabel  Salas

sábado, 1 de febrero de 2025

EL TENDERO LADRÓN


 

Ramiro no es solo uno de los personajes del libro QUEDAN BASTILLAS, es ese tendero que sonríe detrás del mostrador, haciendo malabares con las vueltas y el peso exacto de la mercancía. Podría vivir en cualquier barrio de cualquier ciudad. Parece el guardián de un antiguo rito, una especie de sacerdote encargado de velar por los pecados pequeños y silenciosos que ocurren entre las calles del barrio. En su tienda, las transacciones no solo implican la compra de pan o queso, sino una especie de purga colectiva, un tributo que los vecinos, en silencio, aceptan pagar para mantener el orden de las cosas.

Pero, ¿por qué los vecinos lo toleran? La respuesta tal vez sea una mezcla comodidad y miedo. Saben que sus pequeños robos son casi inofensivos comparados con lo que podría venir. Ramiro es una especie de mediador entre los pecados del barrio y algo mucho peor. Si él desapareciera, el equilibrio se rompería, y quién sabe qué clase de personajes podrían ocupar su lugar. Tal vez alguien más ambicioso, menos amable, más despiadado.

El personaje se mueve con la destreza de un hombre que entiende las necesidades humanas más íntimas. Conoce a sus clientes como si fueran parte de una familia extensa. Sabe cuándo alguien ha tenido un mal día, cuándo necesita una palabra amable o un consejo sobre el pan más fresco. Es esa atención al detalle lo que lo convierte en algo más que un ladrón: es un hombre profundamente conectado con su comunidad, un testigo y cómplice de sus vidas.

Para las mujeres del barrio, el tendero representa algo más. Su mirada fugaz y discreta, posándose apenas sobre los restos de juventud que las clientas mayores llevan consigo, es un recordatorio silencioso de lo que alguna vez fueron. No cruza la línea, pero coquetea con la nostalgia de esas miradas furtivas, ofreciendo un halago implícito que les devuelve, aunque solo sea por un instante, la sensación de ser vistas. Para los hombres, en cambio, Ramiro es un compañero de conversación sobre fútbol o motos, un cómplice en la rutina de la vida diaria. 

¿Cuántos de nosotros estamos dispuestos a aceptar pequeñas transgresiones a cambio de mantener la ilusión de un equilibrio en nuestras vidas?


jueves, 30 de enero de 2025

CHECA

   

 En la calle, entre la gente
entre el humo de los coches,
al compás de los zapatos
de las piernas que se alejan
 en tus días  o en tus noches
de repente, 
mi canción,
que es llanto y queja

En la acera, en la ciudad
desde el calor del asfalto
al sudor de los compases
del cante que se derrama
y te toma por asalto...
la humildad
de un corazón.
que es hielo y llama

En la playa, en la ciudad
en el metro 
o en un valle
una canción siempre llega
si no hay nadie 
que la calle

En la vida, o en la muerte
en el llanto o en la risa
siempre hay un cante que hace
que se te olviden las prisas
y te pares
y me escuches
y mires como te canto.

Y te saco las espinas
y sonrías y te vayas
vestido con el encanto
del arte que mi quebranto
va plantando...
en las esquinas.

Isabel Salas


martes, 21 de enero de 2025

DESDE SIEMPRE


Siempre te he escrito.
Incluso antes de saber escribir
andar o hablar.

Incluso desde antes de nacer.
Antes de ser, de conocer
antes de amar.

Ya te besé
sin boca.
Ya te abracé,
sin brazos.

Te comprendí,
te imaginé.
te inventé
te soñé.

...y al conocerte,
escucharte y verte,
me enamoré.

Isabel Salas


martes, 7 de enero de 2025

VEN


 
 
Noche en el mar.

Olas y besos,
hora de amar.

Noche en la arena.
manos y rayos
de luna llena.

Noche en mi piel
y en tus caricias
de vino y miel.

Tú,
hombre de luna,
de fría noche
y ojos de mar.

Yo.
mujer de arena,
como ninguna
te puedo amar.

Entra en mi noche.
Entra en mis ojos,
entra en mis aguas.

Ven a nadar.

Isabel Salas





miércoles, 1 de enero de 2025

LA FLOR REBELDE


 

Las peonías, que son unas de mis flores favoritas, por su belleza y por el aroma tan agradable que aportan a los perfumes, tienen una rica historia simbólica y cultural, especialmente en las tradiciones orientales, donde están curiosa y profundamente asociadas con la nobleza, la riqueza y la fortuna. Buscando saber más sobre esta maravilla de la naturaleza encontré una anécdota muy interesante vinculada con Wu Zetian que por cierto fue la única mujer en la historia de China en proclamarse emperatriz.

Según la leyenda, un día cualquiera de invierno Wu Zetian ordenó que todos los árboles y flores de su jardín imperial florecieran de inmediato, a pesar del clima frío. Todas las plantas obedecieron, excepto las peonías, que se negaron a florecer fuera de temporada. Furiosa por este acto de desafío, la emperatriz desterró todas las peonías a la ciudad de Luoyang, una ciudad muy antigua de la provincia de Henan. Lo curioso es que al llegar allá, las peonías florecieron espléndidamente, mostrando su esplendor y su resistencia a ser mangoneadas por deseos irracionales. En una palabra, decididas a hacer lo que les diera la gana.

Desde entonces, las peonías han sido veneradas en la cultura china como un símbolo de dignidad y virtud y hoy en día, Luoyang es conocida como la "Ciudad de las Peonías" . Cada año la ciudad celebra  un festival en honor a esta flor y yo tengo clarísimo que si algún día puedo ir a China no olvidaré pasarme por allí.

Siguiendo con la historia, os contaré que antes de entrar en el mundo de los perfumistas, que es donde la conocí yo, la peonía ya era altamente valorada en la medicina tradicional de su país de origen por sus propiedades curativas. Desde tiempos antiguos, se utilizaban sus  raíces para tratar diversos males, incluyendo inflamaciones y problemas relacionados con la sangre. Se cultivaba no solo por su belleza ornamental sino también por su importancia medicinal. Sin embargo, curiosamente, en China, aunque la flor era muy valorada en los jardines por su fragancia, no se explotaba formalmente para la creación de perfumes como se hizo más tarde en Occidente.

Las peonías, como tantas maravillas, llegaron a Europa a través de la Ruta de la Seda y, más tarde, mediante las expediciones botánicas europeas.  En Inglaterra y Francia, especialmente durante la época victoriana, comenzaron a  cultivarla en jardines privados y públicos, y disfrutaban no solo de su exuberante belleza, sino también de su delicado aroma. Pero por lo visto  los aceites esenciales de la peonía no son fáciles de extraer, así que los perfumistas tuvieron que buscar formas de recrear su aroma mediante la mezcla de otras esencias florales y extractos. 

Así como en la leyenda de Wu Zetian la peonía se resistió a obedecer el mandato de florecer fuera de temporada, en la perfumería, su aroma, recreado al inicio y original después, se percibe como una flor que guarda su esencia más pura para el momento adecuado. Me encanta eso , es como un recordatorio de que la fuerza, la elegancia y la belleza  muchas veces no se manifiestan cuando alguien lo impone, sino cuando es el momento cierto. Y así como la flexibilidad del junco y su resiliencia me han inspirado en muchos días difíciles, debo decir que la rebeldía de la peonia también ha sido incorporada a mi arsenal de reservas motivadoras.

Empieza un año nuevo cargado de incertidumbres, preparémonos para ser fuertes y resistentes. Yo estoy preparada con mis juncos, mis peonias y mi canario interior para recibir a 2025 como merece.

Feliz año a todos.

Isabel Salas


miércoles, 25 de diciembre de 2024

AMOR MUERTO






El amor muere.
Como todo lo que nace, 
tiene su tiempo 
y muere.

Por suerte colapsa, se estropea
y le llega la muerte.
Fenece de pronto 
lo mismo que nació,
agotado, roto, 
sin preguntar, 
sin esperarlo nadie.

Sin  alardes, tranquilo,
sin avisar.

El amor expira
como todo lo que debe morir,
para dejar espacio,
y que otras cosas nuevas,
odios o amores
puedan vivir.

Cuando se acaba la fuerza vital 
que lo dejaba vivo, 
el amor se termina
y es tan triste esa muerte
que se atragantan
 lagrimas y versos por igual, 
en los entierros
de los amores 
muertos.

Isabel Salas
DEL LIBRO
TE CONTENGO