lunes, 3 de noviembre de 2014

SIN PALABRAS ADECUADAS

  
 
Me encantan las palabras.
Por sí mismas, por el ruido que hacen al ser pronunciadas o al caer.
Por lo que significan. 
Galleta. Barco. 


Esa imagen mental que se forma en nuestra mente. 

Las fotos de los pensamientos que se pintan con palabras que leemos o escuchamos.
Playa. Viento. Mango.

Palabras mágicas, como abracadabra.
Palabras crueles, como adiós.
Palabras inútiles, como alirón.
Largas , cortas, desmedidas, desmelenadas.
Palabras inciertas y verdaderas.
Floridas. 
De Honor.

Palabras políglotas.
Huecas, pomposas.
Vitales.
Que dan la vida, la risa, la esperanza. Como las que siempre tenías para mí. Mortales. Que te dan la muerte. Que te dicen ha pasado algo. Algo malo. Y te pones a buscar en tu cerebro entre todas las cosas malas posibles, cual es la que te anunciarán las siguientes palabras, para ver si adivinas mal y no es eso.


Y en este momento...aunque me gustan mucho las palabras, me gustaría no tener que escucharlas, ni leerlas. Que desapareciesen los idiomas, las galletas y los barcos. Que los vientos y  las playas se acabasen... Que los mangos que tanto te gustaban nunca hubiesen existido y nadie tuviera que decirme que ya no estás.


Nadie sabe, ni quiere, ser el mensajero de esos mensajes horribles y nadie quiere escucharlos,  y nunca nadie consigue  comunicar esas novedades  con las palabras ciertas. En este momento, yo tampoco,  encuentro palabras adecuadas para expresar lo que siento pues no es hora de hablar y sí de llorar. 

Y eso haré.


Isabel 


sábado, 1 de noviembre de 2014

EL NIÑO ROBADO






Años y años con el pensamiento amarrado a la misma pregunta habían desgastado su cerebro y lo habían incapacitado para pensar correctamente.

Ella lo sabía.

Sus habilidades intelectuales habían ido menguando conforme el tiempo pasaba y nada se resolvía. No llegaban noticias. El mundo siguió su curso indiferente a su angustia y a su pena y ella en respuesta también se volvió indiferente al mundo.

Ni vivo ni muerto.

Ni sí, ni no.

Robado, llevado. Desaparecido, arrancado de cuajo.

Desde el día que se lo llevaron se había ido muriendo un poquito cada día roída por los sentimientos mas malos que puede albergar el corazón de un ser humano, miedo, angustia, dolor y duda. Por separado habrían sido terribles, pero juntos se entrelazaron en un nudo que le fue apretando las venas, la garganta, los ojos y el alma entera hasta que se quedó prisionera y ya no se pudo salir de aquella espiral de tormento.

Su niño.
Su luz, su cielo.
Se lo llevaron.

Alguien cuyo rostro ella no conseguía imaginar, hombre, mujer, monstruo... se llevó a su hijo de 6 años, y ahora casi cuarenta años después, con sus sesenta y ocho cumplidos, ella se sentó en su butaca a terminar de morirse. Se acomodó tranquilamente a esperar el ultimo aliento mientras se llenaba de una serenidad inédita después de tantos años de sufrimiento extremo. Por su cabeza dañada, que ya no sabía pensar en otra cosa, por un momento pasó el resumen de su vida.

Tuvo lucidez para reconocer en esas imágenes, las famosas diapositivas que había escuchado que el cerebro dispara unos minutos antes de apagarse para que te vayas bien consciente de tu vida. Bien jodido. Le hizo gracia pues siempre imaginó que esa historia de las diapositivas era una soberana estupidez, como lo del ángel de la guarda o el ratoncito Pérez.

Se vio niña, jugando con sus hermanos en el patio del almacén de su padre. Mocita, esperando a su primer novio para darse unos besos escondidos de todos. Enamorada y casada con sus diecisiete y después pariendo. Sus tres partos, tres dolores diferentes que le trajeron sus tres hijos igualmente amados, primero su niña, la mayor, la mujer que al hacerse grande le dio el apoyo necesario para no desplomarse camino de su locura interior.

Ella le dio nietos, le dio besos, le dio el amor de hija buena y la comprensión de su pena. Pena en cierto modo compartida, pues quien robó su hijito también le había robado el hermano adorado a aquella nena dulce que tardó años y años en volver a sonreír.

Seguido de la niña nació el primer hijo hombre, que fiesta en la familia, que orgullo para el padre, que momento feliz. Ese niño dulce que con los años se hizo policía y que había dedicado su vida a perseguir pederastas y otros hijos de puta. No se quiso casar y siempre evitó tener hijos. Sólo de pensar que alguien se llevaba a su hijo como se habían llevado a su hermano hacía que se le llenara la boca de sangre.

Y por fin el Keko, el peor de los tres partos, el que más le costó echar al mundo. Su niño chico que venía a completar la alegría de todos, la de la hermana que lo veía como un muñeco vivo y fue quien le cambió el nombre por aquel apodo. La del hermano, que desde el primer día le metía carritos en la cuna, bolas y lagartijas para acelerarle el crecimiento y que pronto pudiese jugar con él.

La del padre, que lo miraba y no podía esconder una sonrisa al ver en el bebé una copia del abuelo al que tanto había querido y que ya no estaba allí para disfrutar de aquel biznieto de venía con su cara. Y la de ella, que lo quiso desde el momento de la primera falta y que al tenerlo en brazos por primera vez lo llenó de besos de bienvenida casi avergonzada de aquel amor excesivo por el bebé que acababa de llegar.

La siguiente diapositiva ella saliendo de los veintidós y entrando en los veintitrés con sus  tres hijos y una vida por delante para verlos crecer y hacerse hombres. El marido a ratos bueno, a ratos regular, pero un hombre que no dejaba faltar nada en casa y que por encima de todo compartía con ella la pasión por los tres hijos y el afán por sus cuidados.

Todo iba a bien hasta que un día cuando fue a llamar a los niños para que entrasen a merendar, entraron los dos mayores y el chico no. Salieron a buscarlo y no estaba. Al principio sin pánico, pensando que se hubiera escondido para jugar... que se hubiera dormido, que se hubiera ido a casa del primo, que se hubiera ido con el padre.. y así fueron descartando hipótesis hasta que comprendieron que alguien se lo había llevado.

Llevarse un niño es llevarse la vida de una familia entera.

Es un acto tan vil que lo modifica todo de una manera tan intensa que nunca más las personas se recuperan de ese dolor. Ella se fue transformando en otra persona, perdió la fe en todo, la esperanza, la caridad, perdió las ganas de reír, las ganas de comer, las de dormir y las de vivir. 

Todas las ganas de todo.

Su concepción del bien y del mal había ido cambiando conforme ella se volvía de esponja por dentro. Había llegado a sentir envidia de las madres a las que se le moría un hijo por enfermedad o por accidente pues por muy duro que fuera llorar esa perdida, al menos ellas tenían un cuerpo muerto al que enterrar. Podían escoger una caja, meterlo dentro, velarlo, llorarlo, blasfemar, insultar al destino y después llorar su tristeza el resto de la vida. Una tristeza bonita en cierto modo porque al lado del dolor por la perdida estaba la seguridad de saber que el sufrimiento del ser amado había cesado.

En su caso no fue así. No sabía qué destino había corrido su hijo, que crueldades podrían haberle infligido, que manos lo agarraron y con qué fin.

Ya no había más diapositivas, o todas era igualmente negras.

Una noche perpetua de dolor eterno. Estaba sentada en paz, sintiendo el alivio adelantado que sería para ella la liberación de la muerte. Por un segundo imaginó si sería verdad que había otra vida después de la muerte, y fue en ese momento que le volvió la Fe de pronto y rezó con mas fervor que nunca pidiendo una única gracia.

Pidió compasión a aquel Dios sádico que había permitido que alguien se llevase a su hijo y le pidió por favor que no la dejase vivir una vida eterna en aquel tormento. Ella quería apagarse para siempre y dejar de sufrir. Un descanso perpetuo de verdad, sin conciencia y sin recuerdos.

Con esa esperanza soltó su último aire y dejó de respirar.

Isabel Salas



TARTA DE HIELO




 

Receta:

Mi hija menor que es una fuente inagotable de imaginación y creatividad, anoche inventó una receta inédita para el mundo culinario. Imposible de comer pero maravillosamente refrescante en este calor horrible que hace días que enfrentamos. Como podéis observar, cogió un montón de pedacitos de zanahorias, cebollas, pepinos y otras cosas irreconocibles y las congeló.

Después de congeladas y desformadas, se colocan en un plato bonito y se miran. Sientes como el fresquito te invade y te devuelve la vida. También se puede hacer una foto para ponerla en el Facebook y compartir con los amigos.

Reírse un ratito de tanta tontería, ya que como le dije a ella, hay muchas fotos de cosas lindas supuestamente comestibles en internet que no hay huevos de comerlas de malas que están. Fotos de comidas tan caras que no se pueden comprar los ingredientes, o de comidas tan feas que aunque sean buenas para la salud no hay quien se encante con ellas.
Ésta idea es económica de hacer y preciosa de mirar.
Como dijo su hermana cuando la vio, "Por Dios, ha quedado una célula culinaria muy bonita, sí".

Su idea era principalmente cachondearse de la gente que hace frutas cristalinas, pues simplemente las odia y las escupe de los panetones o de cualquier sitio donde encuentre una.

Ahí tenéis el resultado de su crítica a los cristalizadores de frutas para ver si paran de estropear los panetones con esas frutillas incompetentes.

Isabel Salas






viernes, 31 de octubre de 2014

DOS ACIERTOS



He cometido muchos errores en la vida.
De cálculo.

Por impulso.

Por ignorancia o por tozudez.
También he tenido grandes éxitos.
De casualidad.
Por ignorancia o por suerte.
Pero dos aciertos se destacan entre todos.
Mis dos hijas. 

Siempre quise criarlas con alas, para volar, y no con anclas ni raíces que las sujeten. Siempre las imaginé libres. Libres de ir. De volver. Libres de ideas preconcebidas, de miedos, en la medida de lo posible. Libres de la esclavitud de las opiniones de los demás y del miedo a ser juzgadas. Libres para desear sin miedo, para intentar metas propias, equivocarse  y reconocer el error con risas. 

Está siendo muy difícil porque nadie puede enseñar lo que no sabe y para poder ser ejemplo he tenido que aprender a ser libre yo. 

Aprender a la bulla...a lo loco.
Con prisas.



Todavía estoy aprendiendo y ni de lejos soy ese ejemplo que me gustaría ser. Espero que ellas un día lo comprendan y sepan ser indulgentes con su madre aprendiz, que perdonen mis arrebatos... y recuerden tantas horas de convivencia donde las tres aprendimos juntas a perder los miedos y hacernos valientes. 
Deseo que esos recuerdos sirvan de inspiración para las horas malas que vendrán, porque la vida es así, y ni siempre nos ofrece el lado dulce.  Un día tal vez se rían al comprender que era yo la que aprendía con ellas y no al contrario y ese día tal vez admiren lo buena actriz que era su madre...y  me den un Oscar.


Isabel Salas



DIA DE LOS ENAMORADOS







Una fecha que me jode tanto como el día de la madre, del padre, la navidad y todos esos días inventados para incentivar el consumo desmedido de las ovejitas bien pastoreadas. Por supuesto sé que hay gente que se quiere, que vive enamorada y es correspondida con sinceridad, imagino que por ser una minoría se deben sentir muy raros en este mundo de apariencias donde la mayoría de las parejas que conozco mal se soportan y rarísimamente se tocan. Algunas fingen quererse en público, respetarse e incluso van por la calle de la mano cuando en realidad se detestan y ni ellos recuerdan la razón por la que un día se juntaron.Viven  jugando ese juego patético de las apariencia, felices porque creen dar  envidia.

A la gente que se quiere y tiene algo que celebrar pues que celebre. Ellos no necesitan un día especial, pues todos los días son buenos para festejar por tener quien te quiera y a quién querer. Les deseo que el día de los enamorados, pasen una buena noche y se regalen cualquier cosa si les sobra el dinero.

A los que están sin pareja y como yo,  se pasan el día escuchando que deberían buscarse un novio, pues que no hagan caso. Que disfruten de la libertad que tenemos de hacer lo que queremos cuando queremos, con quien queremos y aquí paz y después gloria. Si un día nos volvemos a enamorar y sentimos que vale la pena abrir el corazón a ese nuevo amor, pues muy bien, será bienvenido, pero si nunca más nos enamoramos, pues que le vamos a hacer,  el corazón obedece razones que la razón desconoce y no mandamos en él.

Y a esos que viven una relación de apariencias, esos que hace años que duermen en la misma casa sin sentir ni el mínimo deseo por comerse vivo al otro, que siempre están deprimidos o con dolor de cabeza, nerviosos, tristes pero acobardados para mandarlo todo a la mierda y empezar de cero, les deseo que encuentren fuerzas para dejar de ser idiotas. Hay que espabilarse, la vida se pasa rápido y vivir con quien no nos hace feliz es lo peor que hay. Lo sé de primera mano porque tuve mi ración de relación tóxica y es tremendo pasar por eso. Les deseo que tengan el valor de salir de esas relaciones envenenadas y se regalen en este día la libertad. Que se enamoren de si mismos y conmemoren ese amor diciéndole a la persona con quien mal viven: hasta la vista baby, ahí te quedas, me voy.

Que nadie merece malgastar los días así. Que la vida corre, los días vuelan, las mariposas mexicanas van y vuelven de Canadá, y cuando quieres ver has pasado un montón de años prisionero de una payasada hueca. 

Enamórate de ti. 

Isabel Salas


viernes, 24 de octubre de 2014

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO




"Al parir mis palabras, cada verso que escribo

es un camino que abro, un gemido que elevo,
faro que alzo en la roca, baluarte que derribo,
un rosal que cultivo, un árbol que remuevo.

Pero cuando navegas en mí por la lectura,
soy el sueño que un día se estableció en tu mente, 
soy tu amor, y tu entrega, tu pasión, tu aventura,
la luz de tu pasado, la sed de tu presente." 


Brevería N° 1211



 Este Blog es mi espacio,  no pretendo publicar otras cosas que no sean las que escribo yo misma, pero si alguien  ha influido en mí de alguna manera para que yo me atreva a dar este paso y mostrar lo que escribo...además de mis amigos personales, esa otra persona ha sido este poeta que infelizmente murió hace unos meses.


Me habría encantado mandarle un e-mail y pedirle que se asomase aquí a leerme.

No ha podido ser, así que traeré de vez en cuando algún poema suyo, con mucho respeto y  sobre todo con tanto cariño como se puede tener por alguien a quien admiramos con  intensidad máxima.



Espero que os guste tanto como a mí y debajo están los enlaces a su página que hoy cuida su hija. Poesía del Momento.




"Diccionetos LXXI":
POESÍA DEL MOMENTO

EL MIEDO AMARRADO





¿Qué sienten las mariposas en la barriga cuando están enamoradas? 

Ni idea. Ni siquiera sé si tienen barriga.Tampoco sé que sienten los delfines cuando salen del agua y ven esos humanos sentados aplaudiendo. Seguramente no sospechan que sean ellos el motivo de los aplausos y puede que hasta les haga la misma gracia a ellos, que nos hace a nosotros ver a las focas dando palmaditas. 

Mira como aplauden.

¿Qué piensan las golondrinas cuando dejan su casa para cambiarse de país? Tal vez piensan que se van de turismo, o se sienten más como emigrantes. En ese cerebrito de golondrina no sé si caben pensamientos tan grandes y complicados. Pero de una cosa estoy segura, tanto las mariposas, como los delfines o las golondrinas, los elefantes o las tortugas tienen la capacidad de sentir.

Sentir frío, hambre, cansancio, calor. Sensaciones físicas comunes a todos los seres vivos. Al menos comunes a los animales porque me cuesta imaginar una lechuga cansada. Estoy segura de que más allá de las sensaciones físicas, todos los animales podemos sentir otras cosas, pereza, alegría, amor, miedo o pena.

Pena, miedo, pánico y derrota es lo que veo en el rostro de estos dos animales. Veo una madre amarrada que no puede ni abrazar a su hijo para consolarlo y veo un bebé que desesperado e agarra a su madre impedida de retribuirle el toque. Es tan cruel, tan innecesario y tan triste que me faltan las palabras para expresar tanto disgusto que me ha producido la foto. Tal vez lo que más me repugna de la imagen es la inutilidad de ese dolor infligido a dos seres incapaces de defenderse.

Ni siquiera los capturan para ser comidos.

Los capturan para ser la diversión de alguna jaula, en algún jardín donde algún humano pueda pagar por ese adorno vivo. Si va a pagar en dolares o en euros, o en pesos, o en marcos , es lo de memos. 

Lo grave es que tenga precio.

Isabel  Salas

martes, 14 de octubre de 2014

MEJOR ME CALLO

Tú,  enfadado porque dices que tengo el corazón de piedra.
Yo, frustrada por tu incapacidad de apreciar minerales.

Isabel  Salas