viernes, 22 de abril de 2016

NOCHES COMO ESAS


Hay noches en que es mejor no apagar la luz.

Son noches que nacen con malas inclinaciones y mantenerlas iluminadas neutraliza en cierto modo los poderes malignos que se desatan en esos momentos.

Son noches en que los violadores salen de sus casas andando despacio y las mujeres vuelven apresuradas a las suyas.  

Los maridos violentos se preparan empezando a beber  horas antes del anochecer. Fríamente van acabando las latas una tras otra mientras sus mujeres intentan  acostar a los niños más temprano para que estén profundamente dormidos cuando empiecen los golpes.

Es difícil hacerlo porque ellos también saben ver las señales que alertan de la noche mala que se avecina. Tratan de mantenerse despiertos esperando que sus ojos sirvan de escudo cuando salgan a mirar al hombre que golpea a su madre.

Nunca funciona, pero lo intentan.

En esas noches, los mendigos que viven en las calles procuran rincones más escondidos y evitan quedarse solos, pues saben que pueden despertarse envueltos en llamas.

A la mujer que dormía en la esquina del Banco Central le pasó, y en noches como ésta, el viento vuelve a traer sus gritos desesperados. Pasa veloz acariciando los oídos de los otros vagabundos. 
Rachas heladas que tocan seres desvalidos con una sola intención: mostrarles gentilmente  como es el toque de la muerte en la carne viva.

En esas noches hay más silencio  en cárceles y manicomios. Hay más luna y menos estrellas.

Son las noches de terror.

Inesperadas, inevitables.

Arrolladoras.

Cuando terminan,  hay manos que escriben en los teclados los nombres de los tributos.

Sofía L. P., 16 años, violada y muerta en la calle Toledo.

Leandra S. M., 47, golpeada y muerta en su domicilio junto a tres menores, Pablo, Carlos y Mercedes, de 9, 8 y 5 años.

Sebastián H.J., 83, indigente, quemado y muerto mientras dormía en la esquina del Banco Central.

Definitivamente hay esquinas en las que es mejor no dormir en noches como esas. 

Y si puedes, tampoco apagues la luz.

Isabel Salas

viernes, 25 de marzo de 2016

ABISMOS

El mundo está lleno de ojos negros.
Huyes de unos y caes en otros.
Como si no hubiera otros abismos donde perderse.

Isabel Salas

miércoles, 16 de marzo de 2016

MI AMOR AZUL


Ni pájaro azul  que juegue conmigo de noche cuando nadie nos ve, ni casa azul con un puente en el tejado que la junte con la tuya como el cordón umbilical de los amantes.
Ni siquiera tengo un vestido azul para ir al baile cuando te vistes de príncipe ni un unicornio perdido para buscarlo desesperada mientras me encuentras siguiendo el rastro de la estrella azul o atravesando intrépidamente azules mares.
Nada.

No tengo nada azul que sirva para soñar sueños azules con perdices alegres siendo devoradas por triunfantes amores.

En mis anillos no hay topacios de pedida,  y mis cielos azules se nublan tan a menudo que hace falta un dogma nuevo para creer que debajo de las nubes vive el color de la felicidad.

Hasta mi luna azul perdió su brillo sin tus caricias y tus besos azules de despertar princesas.

Mi azul se pinchó el dedo con la rueca maldita de la falta de ti y los otros colores se adueñaron de mí.

Por la vena que atraviesa mi pulso, esta mañana, vi pasar un "te quiero" que dejaste un día navegando en mi sangre entre otros muchos.

Por un segundo, la venita volvió a ser azul y hasta la lágrima tonta que salió de mis ojos fue azul por un instante azul de magia azul.

Por un momento apenas.
Un momento azul, de corazón azul, latiendo azules pulsos de amor azul por ti.


Isabel Salas