viernes, 4 de marzo de 2022

HACIA ADENTRO


Hay miradas
que son hacia adentro.

Ausencias hay
que inundan nuestro centro.

Caricias apretadas
que abarcan, 
más que abrazan,
el vacío de afuera
y el abismo
de dentro.

Los ojos
dejan de ser ventana 
para ser muro.

Iris de porcelana
vagando sin moverse
por el vacío interno,
frío,
mío
y oscuro.

Isabel Salas


martes, 1 de marzo de 2022

MOMENTOS FUGACES




Comparo mi vida con el tiempo que le lleva a una estrella hacer cualquier cosa y me doy cuenta de lo rápida que está pasando. Cómo soy efímera. Soy más fugaz que cualquier estrella y eso me hace sonreír. No soy un polvo cualquiera, soy polvo de estrellas fugaces.

Como los dinosaurios, que tuvieron su tiempo, dominaron el mundo y ya se fueron. Más rápido de lo que una palomita de maíz intergaláctica hace "pop", con sus cuellos largos y sus dientes que daban miedo, sus preocupaciones y sus planes de dinosaurios. Nos dejaron sus huesos  para que pudiésemos inventar los dragones y meterlos en nuestros cuentos. Como un juego. Un guiño que dobla el tiempo y nos hace compartir una fantasía con ellos. Comparo mi vida con otras cosas que necesitan tiempo y espacio para  desarrollarse y me entra vértigo, pues no sé en que me  habré convertido cuando se termine la mía, si es que me convierto en algo.

...Si es que consigo ser algo. O apenas alguien. 

Estoy viviendo mi tiempo y ocupando un espacio. Mi tiempo de amar, de dormir, de comer, de llorar. Mi espacio en tu corazón, en tus brazos. Mi espacio interior, que es sólo mío. Mi espacio exterior, dónde invado a todos, mi espacio en la vida de los que me aman, los que piensan en mí como madre, como mujer, como hija. Tengo mi espacio de amiga. Mi espacio de amante, mi espacio en tus pensamientos, que me piensan. En tu corazón que me ama. En tu cama.

Un día juntaré todos mis momentos y todos mis espacios, haré un paquete compacto y me iré por donde vine. Más rápida que un dinosaurio. Más efímera que la explosión de una palomita de maíz. Más fugaz que tus pensamientos que me piensan y me despiensan. Me iré convertida en sombra, en juego de luces, en besos que tu mente evocará y sentirás de nuevo mi lengua fresca tocando la tuya. 

Pensé dejar unos huesos bien limpitos para que otros inventen seres mitológicos con ellos un día, en otro tiempo, pero al final me he decidido por dejar mis letras y mis palabras.

Mis cuentos y mis momentos. Contados y llorados, sudados...besados. Quién sabe un día alguien los encuentra y se ríe imaginando quien fue la estrella que escribió sobre ella misma antes de seguir su camino. Como un guiño nuevo, para seguir  jugando en otro tiempo y en otro momento.

Isabel Salas







viernes, 18 de febrero de 2022

EL PODER DE LA INTUICIÓN


La historia de cómo el corazón y el intestino piensan por nosotros y cómo se descubrieron las neuronas que existen en esos dos órganos, es fascinante y nos demuestra lo poco que sabíamos del cuerpo humano hace solo unas décadas. Aunque hoy en día se habla del "segundo cerebro" en el intestino y del "cerebro cardíaco", llegar a entender que estas redes neuronales eran capaces de influir en nuestras emociones y decisiones tomó más de un siglo de investigación.

El primer paso en esta dirección lo dio Leopold Auerbach, un anatomista alemán que, en 1862, identificó una red neuronal en el intestino que bautizó como plexo mientérico o plexo de Auerbach. Esta red se distribuye a lo largo del tracto digestivo y es capaz de funcionar de manera independiente del cerebro. Luego, a finales del siglo XIX y principios del XX, Santiago Ramón y Cajal revolucionó el estudio del sistema nervioso demostrando que las neuronas no forman una red continua como se pensaba, sino que son células individuales capaces de comunicarse entre sí. Este descubrimiento fue fundamental para que la neurociencia avanzara y los científicos pudieran estudiar cómo funcionan estas células en diferentes partes del cuerpo, no solo en el cerebro.

Sin embargo, fue en el siglo XX, con la llegada de nuevas técnicas de investigación, cuando se pudo profundizar en las funciones de las neuronas en el intestino y el corazón. En la década de 1990, el Dr. Michael Gershon se centró en el estudio de este "segundo cerebro" en el intestino y descubrió que contiene más de 100 millones de neuronas que, además de controlar la digestión, pueden influir en nuestro estado de ánimo, en nuestras emociones e incluso en cómo percibimos ciertas situaciones. Esta fue una de las primeras confirmaciones científicas de que el intestino no solo procesa alimentos, sino también información.

Algo similar ocurre con el corazón. Investigadores encontraron una pequeña pero significativa red de neuronas en el tejido cardíaco que se encarga de controlar algunos aspectos del ritmo cardíaco y enviar señales al cerebro. Es como si el corazón tuviera su propio centro de control y, al igual que el intestino, es capaz de interpretar señales y enviar mensajes. Todo esto ocurre a través de la conexión con el cerebro por el nervio vago, creando una comunicación constante y bidireccional.

¿Y cómo se traduce todo esto en la vida diaria? ¿Qué significa que el intestino y el corazón "piensan"? Pues bien, significa que cuando experimentamos sensaciones como "mariposas en el estómago" antes de una decisión importante, o cuando sentimos que el corazón late más rápido o con más fuerza ante una situación que nos genera inseguridad, no son solo reacciones aleatorias. Esas neuronas en el intestino y el corazón están percibiendo señales del entorno o del cuerpo que el cerebro racional puede no captar con claridad.

Muchas veces, ignorar esas señales, o decidir no hacerles caso porque "no tienen lógica" o "no se pueden explicar", puede llevarnos a tomar decisiones precipitadas o poco seguras. Pensemos en situaciones cotidianas: has sentido una corazonada de que alguien no es de fiar, pero decides no prestarle atención porque no tienes pruebas racionales para justificarlo. Semanas después, te das cuenta de que esa persona te traicionó o no actuó de manera honesta. O quizás en una reunión importante sientes un nudo en el estómago que te advierte que deberías ser más cauteloso con lo que dices, pero no lo haces y terminas metiéndote en un conflicto innecesario.

No hacer caso a estas señales del corazón o del intestino puede llevarnos a problemas que, de haber prestado atención, podríamos haber evitado. En nuestro afán por ser "racionales", creer que tenemos que hacer caso al cerebro y no dejarnos llevar por "sentimientos sin lógica", a veces nos ponemos en peligro sin darnos cuenta. Es como si estuviéramos desconectando las alarmas de seguridad de nuestro propio cuerpo, ignorando advertencias que llevan miles de años evolucionando para mantenernos a salvo.

Por eso, aprender a escuchar y entender estas señales no significa ser irracional, sino ser más consciente de toda la información que nuestro cuerpo nos está brindando. Después de todo, no se trata de que el cerebro sea el único que toma decisiones, sino de que todas estas "mentes" —la cerebral, la cardíaca y la intestinal— trabajen en equipo para mantenernos seguros y bien encaminados en la vida.

Desde que lo entendí trato de escuchar más mis intuiciones y no descartar los avisos que mi cuerpo me envía. Espero que tú a partir de ahora, investigues todo este tema tan interesante y lo vayas aplicando.

 

Isabel Salas


domingo, 6 de febrero de 2022

AZÚCAR Y LIMÓN

                                         

 Azúcar y limón,
uvas con queso 
y miel.

Boca 
y pezón.
Tiempo, 
tinta y papel.

Brazos y piernas,
boca caníbal. 
Piel
y sudor.

Mordidas tiernas,
piedra 
y cincel

Puro deseo, 
sexo 
y amor.

Isabel Salas

jueves, 3 de febrero de 2022

EN LA PLAYA


En la playa,
a tu lado,
con los ojos cerrados,
sabiendo que me observas
con el alma despierta
y el deseo saciado.

Y la arena caliente
que nos quema la piel
y el ruido de las olas
que parece mi sangre
cuando corre en tropel.

Y mi mano febril
que acaricia la tuya
y tu voz,
que promete de nuevo
amarme cada abril
en cada primavera
que traiga el porvenir.

Y yo,
que deseo creer que es posible
y que existe
el amor invencible, 
finjo ser la princesa encantada,
que al compás del amor, 
se desmaya.

Y mantengo cerrados los ojos
ocultando el temor
de perder otra vez el amor,
que me juras de nuevo
en la playa.

Isabel Salas



martes, 1 de febrero de 2022

EL SIMULACRO


Aprender a engañar a los demás fue el camino de mentiras que lo llevó a escalar, paso a paso, la cumbre del cinismo. Cuando por fin consiguió engañarse a sí mismo y empezó a creerse sus propias mentiras, su corazón, derrotado, dejó de latir y comenzó a fingir al igual que su dueño.

Ya no latía, entró en el modo simulacro

El ruido que salía de él, parecía el ruido común de cualquier reloj de corazón, así, como las palabras de amor que pronunciaba o escribía el hombre a quién había servido, parecían ser palabras de amor sincero a los ojos del mundo.

Sólo dos ojos lloraban la muerte en vida de aquel poeta, pues sólo ellos sabían ver el disfraz con el que él envolvía sus últimas poesías. Dos ojos decepcionados, creados para leer verdades, sonreír con los versos de amor y emocionarse con la belleza de la sinceridad que enciende la llama de los poetas.

Dos ojos que sabían escuchar los latidos que palpitan en cada letra de poema y que cuando dejaron de escuchar los suyos, se cerraron despacio tratando, inútilmente, de contener las lágrimas.

Cuando una musa llora, lloran la vida y la poesía entera.

... y hasta los corazones, que ya no laten, lloran con ella.

Isabel Salas




jueves, 27 de enero de 2022

EN LO OSCURO



Cierro los ojos,
despacio, 
dulcemente,
y allí estás tú,
respirando escondido,
en las sombras más negras
y heladas,
de mi mente.

Aún vivo,
todavía latente,
como un dolor eterno
dispuesto a no dejar de palpitar
mientras el corazón, 
no mande a los pulmones,
parar de respirar.

Y me quedo tan triste,
cuando te veo,
y duele tanto,
saberte entre las sombras
donde puedo sentirte,
y aún sin tocarte,
olerte
y respirarte.

Yo,
que quise quererte,
a plena luz del sol,
hoy sólo puedo amarte,
cuando cierro los ojos
y te encuentro 
en lo oscuro
del callejón del alma
donde no brilla día
ni luna, 
ni farol.

Pura negrura,
oscuridad total,
amor herido, 
perra locura.

Reencuentro que sueña ser letal,
pero es cobarde, 
inepto, ineficaz.

Herida sin clausura
que, al final,
no mata ni consuela. 

No desata,
ni cura.

Isabel Salas




sábado, 15 de enero de 2022

DESATINOS


Me siento a escribirle al amor
y las letras se niegan.

Tienen otros planes,
otros destinos
que me desasosiegan,
convirtiendo mis versos
en desatinos.

Se vuelven enemigas
se ríen de mí,
como haces tú,
cuando me desabrigas.

Mis palabras,
como mi corazón, 
desobedecen siempre
los deseos sinceros
de mi razón.

Isabel Salas