viernes, 8 de septiembre de 2023

LA MOTO DE ANDRÉS



Como me hubiera gustado
poder dejar tu recuerdo 
 en un  lugar destacado
de mi cajita de amores
siendo mi amor más amado.

Me hubiera gustado tanto
ponerte al lado de Luís
pero eres dolor y llanto
él era sol, tú eres gris,
penumbra de camposanto.

Me hubiera hecho tan feliz
guardarte como oro en paño
pero tú fuiste un desliz
el peor día del año,
fue cuando te conocí.

Que bonito hubiera sido
quererte hasta el fin del mundo
darte un lugar en mi nido
pero no fuiste el mejor,
ni el tercero ni el segundo.

En mi cajita de amores
hay días de circo y cines,
cenas, playas y delfines,
montañas besos y flores.

Entre los buenos recuerdos
caben la moto de Andrés,
la sonrisa de Joaquín,
y Ricardo el portugués.

Cabe la voz de  Modesto
y hasta un huevo de avestruz,
perdona si te molesto,
sólo no me encajas tú.

Isabel Salas



sábado, 2 de septiembre de 2023

LA NAVE Y EL PLANETA



Ella tenía casi todas las respuestas para las demandas de él. Quiso explicarle con mucha educación  que veía inviable la transformación de la amistad en amor, la edad, las circunstancias, la distancia, los daños acumulados y tantos detallitos que claramente él no veía pero que ella le desmenuzó uno a uno mientras él escuchaba.

Confesó sin vergüenza su miedo de amar. Un miedo muy grande de dejarlo entrar en su corazón y casi rogando le propuso jugar sin quemarse. Amarse un poquito tal vez, un amor juguete, de sí pero no, de evitar el dolor y que al mismo tiempo sirviese para sentir el gusto de los besos sin ensuciar los labios con mentiras ni excusas. 

Le explicó que él, caballerosamente,  debía colaborar y evitar que ella se enamorase, que no debía ser demasiado cariñoso ni galante, ni demasiado atrevido y nunca jamás permitir que el  poquito de amor creciese más que un granito de arroz.

Aliviada por haber sido tan sincera y haberse explicado tan bien, sonrió con valentía mientras él escuchaba y quiso rematar poniendo un buen ejemplo para que él entendiese bien la situación. Animada por lo acertadas que estaban saliendo todas sus palabras hasta el momento, dejó volar la imaginación y en pocos segundos encontró la metáfora perfecta y explicó que ella era como una nave espacial, pero una nave dañada,  con el tren de aterrizaje antiguo que no encajaría jamás en los anclajes de las modernas estaciones espaciales.

En algún lugar  había leído que para facilitarle a las naves de cualquier nacionalidad, poder aterrizar en cualquier estación espacial, en caso de necesidad o emergencia, los países se habían reunido y habían acordado padronizar los anclajes de aterrizaje. Así garantizaban la seguridad de todos los habitantes del espacio, fuesen trabajadores de las estaciones o  tripulantes de las naves.

Él la escuchaba en silencio.
En principio no tenía nada contra las estaciones espaciales ni los acuerdos internacionales sobre aterrizajes de emergencia, pero realmente era asombroso hacia donde ella había llevado la conversación. Todo aquel discurso para concluir  que el anclaje de su nave estaba fuera de padrón y por eso no podría aterrizar nunca en su estación ni en ninguna, era una nave errante condenada a vagar eternamente por el espacio interestelar del desamor. 

Éste, y no otro, era el motivo principal de no poder  amarlo y por supuesto no debían ni intentarlo. Tal vez era por eso que la amaba un poquito, por esas cosas tan absurdamente gráficas, tan fuera de lo común, que le producían risa y ternura al mismo tiempo. Por su vena dramática y su pasión poética al defender teorías estrambóticas como aquella, mientras trataba de justificar el miedo de resultar herida en caso de enamoro.

Lo miraba tan contenta después de terminar su ejemplo, que él se vio obligado a escoger con el máximo cuidado  las palabras precisas para responderle con su voz más dulce:

- Tú estás  en  mi planeta desde que te conocí.

Isabel Salas

viernes, 18 de agosto de 2023

TAN FORMALES


Hoy me metí en el laberinto del .

No ese "sí" de afirmaciones categóricas sino el condicional.  Ese que abre el abanico de las posibilidades muertas y me tortura cuando pienso en ti.

Hemos hablado hoy.

Porque yo quise, culpa mía, porque te busqué y tú me respondiste.

Tan formales, tan educados, tan correctos, que no pude impedir llorar al hacerlo y recordar el tiempo en que fuimos salvajes, desbocados y absolutamente incorrectos. Me acordé de tu coche y de tu aire acondicionado a todo volumen mientras conducías despacio por la ciudad oscura. Tu mano en mí, mi boca en ti y tu rugido al estallar la galaxia. Tu caricia en mi pelo y las risas en la noche camino de mi puerta.

Recordé unos besos que me diste una vez en una cama pagada por horas y que, por unas horas, fue nuestra. Allí te amé y allí, mataste mi amor recién nacido con palabras y obras que debiste omitir.

Los laberintos donde a veces entro me llevan en ciertas ocasiones a las esquinas de los finales felices y hoy te encontré allí, escogiendo callar lo que dijiste y eligiendo no hacer lo que me hiciste.

El deja vu  perfecto, repetir sin errar, acertando lo que se desacertó y escapó de control.

Fue mejor.

Fue mentira, una ilusión, un espejismo dorado inconsistente pero mejor. Por un momento el laberinto fue mi país encantado y nosotros teníamos una oportunidad a la que nos agarrábamos mirándonos a los ojos. En vez de despedirnos para siempre horas después, volvíamos a los pocos días a aquel restaurante a conversar de nuevo, mientras, de nuevo, se enfriaba la carne.

Y en lugar de ese agujero inmenso que se instaló en mi corazón, nacían flores y canciones.

Durante los segundos que duró la fantasía volví a quererte como te quise en aquella cama mientras me preguntabas porqué estaba allí y evité responder.

No mentí, omití.

Me pregunto a menudo que hubiera pasado si te hubiera dicho que te amaba desde el primer día que hablamos. No lo hago todos los días, sólo a veces, cuando veo un coche plateado como el tuyo, o cuando, como hoy, te digo hola y me respondes tan educado, tan cortés y tan formal.

Tan frío o más que tu aire acondicionado.

Aquel agujero aún quema en mí.
En la garganta, en el corazón... en los huesos.
Quema, respira y, a veces como hoy, te llama.


Isabel Salas





martes, 8 de agosto de 2023

CARTA A LUIS ALBERTO

 


El día 6 de mayo del año 1840 en Reino Unido, imprimieron el primer sello postal del mundo: el famoso Penny Black con la imagen de la Reina Victoria. El dibujó el perfil de la reina Victoria, fue realizado por el Sr. Rowland Hill con la palabra Postage en la parte superior y en la inferior encribieron One Penny .

Fue omitido el nombre del país por entenderse que la efigie de la reina Victoria bastaría para identificarlo. A seguir, el día 8 de mayo del mismo año se puso a la venta el sellito de 2 peniques, en color azul. Se inauguraba así un nuevo sistema postal de envíos prepagos que tendría  resultados asombrosos, empezando porque  se triplicó el número de cartas por semana. Como curiosidad, quedó registrado que solamente el primer día de venta al público se vendieron 60 000 ejemplares de estos sellos. 

Por todo ello, Rowland Hill fue nombrado director de Correos del Reino Unido, y se dedicó a partir de enctonces a ir realizando ampliaciones y mejoras en los servicios postales. El nuevo sistema  se extendió rapidamente a otros paises y pronto se generalizó internacionalmente.

La Unión Postal Universal estableció que para que los sellos circulen nacional o internacionalmente debe aparecer en ellos el nombre del país emisor en alfabeto latino. Sin embargo el Reino Unido está exento de esta obligación por ser el primer país emisor de dichas estampillas.

Casi dos siglos después esta práctica sigue siendo habitual y hace unos días, con unos preciosos sellos que le puse, donde pone Argentina, le llegó mi carta a un amigo de Buenos Aires, llamado :Luis-Alberto.

¡Que gran servicio  nos presta Correos a los Seres Vivos!

PARA EL REGISTRO


jueves, 3 de agosto de 2023

MI ALMA LO SABE


"Porque tú formaste mis entrañas;

Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

Te alabaré; porque formidables,

 maravillosas son tus obras;

Estoy maravillado,

Y mi alma lo sabe muy bien.


No fue encubierto de ti mi cuerpo,

Bien que en oculto fui formado,

Y entretejido en lo más profundo de la tierra.


Mi embrión vieron tus ojos,

Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas, 

Sin faltar una de ellas."


Salmo 139, 

versículos 13 al 16



El salmo 139 es un poema que celebra la omnipresencia y la omnisciencia de Dios, destacando su conocimiento íntimo y el cuidado amoroso que prodiga cada ser, desde antes de su nacimiento hasta su existencia completa. 

El salmista, como yo, reconoce que Dios es el creador y sustentador de la vida desde el mismo momento de la concepción en el vientre materno. Él afirma que Dios está presente en cada etapa del desarrollo fetal y yo misma puedo dar fe de ello pues dos veces pasé por la experiencia de gestar.

Dios conoce todo sobre la vida de cada individuo antes incluso de su nacimiento. 

El salmista expresa gratitud y alabanza a Dios por su maravillosa obra en la formación y desarrollo de cada uno de sus hijos y yo, igualmente le agradezco el haberme dado el privilegio de participar en ese milagro  que es traer dos de sus hijas al mundo.

Mis hijas son el fruto de mi vientre y el amor más bello de mi vida.

:Isabel: Salas.


martes, 1 de agosto de 2023

MENSAJE A DANIELA

 


Para el registro y con gran felicidad, agradezco a la U.P.U por la entrega de mi carta a mi querida amiga : Daniela.

La comunicación  epistolar entre seres vivos es una práctica  ancestral que nos une y nos alegra. Correos reviste ese hecho de gran cortesía y educación siempre.

Muchas gracias.







lunes, 31 de julio de 2023

LADRONES


Esa gente que agarra tu tiempo y se lo lleva a rastras, lo esconde debajo del verano y después te mira con cara de perro esperando una galleta.

Como si fuera gracioso dejarte sin aire y hacer que te quieras morir.

Esa gente existe. Ya me la crucé.

Y cuando se va, porque esa clase de gente nunca se queda, me pincha en el alma el miedo tremendo de que no sepan morirse y permanezcan vivos para siempre, robando veranos para hacer alfombras y respirando el aire que nos quitan o simplemente burlándose de nuestro afán por vivir.

Ellos no saben, nunca aprendieron y por eso son eternos.

Para morir hay que estar vivo o al menos haberse esforzado un poquito por intentar estarlo.


Isabel Salas


jueves, 13 de julio de 2023

TINTO SECO



Hay poemas que huelen a café,
y otros a rosas,
todos atraviesan nuestra piel
y perfuman el vuelo
de nuestras mariposas.

Algunos saben a mañana 
y otros a noche.
a sol, a estrellas
a nubes y a derroche.

Los hay que suenan a llegada
y otros a despedida. 
Son música de fondo,
el hilo musical de la sala de espera
de nuestra vida.

Hay poemas tan míos 
que aunque escritos por otros,
forman parte de mí.

Y algunos,
unos cuantos,
de tinto seco y alma roja
que partiendo de mí,
los bebiste,
y hoy,
forman parte de ti.


Isabel Salas