o de mi pueblo.
porque nací dónde nací,
adónde pertenezco.
sin haberme escogido,
Tan mío
como el viento mío.
guárdalo.
en la caja vacía de guardar corazones
sin pensar si convienen
Comparo mi vida con el tiempo que le lleva a una estrella hacer cualquier cosa y me doy cuenta de lo rápida que está pasando. Como soy efímera. Soy más fugaz que cualquier estrella y eso me hace sonreír. No soy un polvo cualquiera, soy polvo de estrellas fugaces.
Algunas veces me miras raro, muy raro.
Él había mentido y ella lo había visto hacerlo con el mayor cinismo. Esa visión hizo que cayese de sus ojos el velo de ingenuidad a través del cual lo había mirado cuando se conocieron, Y así, ella aprendió que hay velos que cuando caen, es imposible volver a ponerlos en su lugar.
Desde la cómoda perspectiva de su conocimiento cabal, ella observaba las tentativas de él de volver a acercarse y captar su atención con una mezcla de desprecio y pena.
Desprecio por él, pena por la mujer que un día había sido y que él había matado con su traición. Supo que en una de sus últimas canciones él presumía de nunca haber jugado sucio en el amor y ella por fin entendió la situación y sintió que despertaba de un mal sueño. Comprendió que era cierto, realmente él no la había amado nunca y su traición hacia ella ni siquiera contaba como un pecado venial en la mente mentecata del sujeto.
Pudo finalmente sacudirse el estupor y observar los destrozos de su propia vida caídos a sus pies.
Con los velos caídos se hizo un traje de baile.
Y bailó
Isabel Salas