Isabel Salas
Comparo mi vida con el tiempo que le lleva a una estrella hacer cualquier cosa y me doy cuenta de lo rápida que está pasando. Como soy efímera. Soy más fugaz que cualquier estrella y eso me hace sonreír. No soy un polvo cualquiera, soy polvo de estrellas fugaces.
viernes, 1 de julio de 2022
VUELA CONMIGO
Isabel Salas
domingo, 26 de junio de 2022
ALMA EN CALMA
después de desbocados.
En mi alma
el olor de la tuya,
que es la paz de la mía
y mi calma.
Isabel Salas
sábado, 25 de junio de 2022
TAN ARRUGADO
con él, por fin,
pasaste.
pasamos con él.
Pasamos,
terminamos,
ya no estamos.
que pasó
y me llevó con él.
El amor que era tuyo,
se ahogó,
lo eliminaste.
arañaste la roca, me dañaste,
así me partiste,
sin dudar
ni sentir mi dolor,
antes de irte.
Pero ya se olvidó.
pasó.
de mi piel.
que pasaron rodando.
yo que te amaba tanto.
Yo,
que siempre te hablaba,
sé que ya no te amo
como te amaba.
Ni mis palabras, ni yo
ni mis derrotas,
quieren hablar contigo.
El tiempo ya pasó,
y con él admití,
que te llevó consigo.
Acepté que a pesar,
de ser parte de mí,
tú ya no estás conmigo.
Isabel Salas
miércoles, 22 de junio de 2022
LUTO EPITELIAL
Ya me ha pasado antes y siempre es la misma sensación. Cuando estoy en una relación de esas que modernamente se llaman tóxicas (un nombre genial por cierto) siento como realmente me envenenara de muchas maneras. Escucho a las amigas darme consejos de cómo es necesario salir de ella, pero insisto, hasta romperme la cara de todas las formas posibles e imposibles, antes de comprender que realmente es un disparate y estoy haciendo el tonto.
A cabezona y pendeja a mí, modestamente, me gana poca gente. Después entro en el período de aceptación y autoconsuelo en el que leo la biografía de grandes mujeres que vivieron grandes amores tóxicos para sentirme menos idiota y hacer valer ese refrán tan bonito de "mal de muchos consuelo de tontos". Termino incluso riéndome de mí misma y de mis patéticos llantos a la luz de la luna, escribo poemas de desamor y artículos feministas destilando rabia hacia el macho ingrato, usando así todos los recursos a mi alcance para curarme.
El caso es que cuando estoy saliendo de una de esas relaciones venenosas y por fin, noto que estoy en el período de cambio de piel. Cada tirita que se desprende me deja respirar mejor, empiezo a aceptar otros cortejos, me hacen reír otras bromas y hasta acepto invitaciones a salir y comer palomitas en otros cines con otro codo en mi codo fingiendo que me toca sin querer.
Es un alivio.
Una alegría.
Uno de esos velatorios alegres en los que el muerto era un cabrón y los asistentes mal consiguen disfrazar la satisfacción de verlo allí bien muerto en su cajita con la pata bien estirada. Las condolencias a los familiares suenan a "enhorabuena" aunque todos traten de disimular y en cuanto se termina el funeral todos corren a casa a meter las pertenencias del muerto en unas bolsas y donarlas al asilo de viejos más cercano.
Me jode un poco eso de que los viejos se tengan que vestir con ropa de muertos pero entiendo la parte práctica de esa costumbre y no puedo criticarla sin entrar en detalles psicológicos que os dejarían con los pelos de punta porque entiendo esa prisa en donar o tirar a la basura, en casos extremos, lo que nos recuerde al ser insoportable que acaba de morir.
Que bella imagen: perdonar es dejar ir.
Empaquetado, flotando en el cielo lo veo partir y acaricio mi piel nueva dispuesta a enamorarse otra vez sabiendo que no hay protector que proteja lo bastante, pero consciente de mi extraordinario poder de cura.
domingo, 19 de junio de 2022
TAL PARA CUAL
sábado, 4 de junio de 2022
DE VUELTA
lunes, 23 de mayo de 2022
VIAJE A TU MENTE
Al principio con cuidado, andando de puntillas con miedos variados, de molestar, de dejar caer, de ser demasiado notada. Después de algunas semanas, se me olvidaron todos los temores y empecé a revolver. Acaricié suelos y paredes, levanté alfombras, me senté en todos tus sillones. Abrí tu nevera, me lavé en tu ducha, respiré tu aire.
Con ella puedo entrar cuando yo quiero y cuando no estás mirando entro a jugar con tus cosas. Cambio objetos de lugar en la cocina, mientras escribes en el salón duermo en tu cama y cuando sales a trabajar, riego tus rosas y ordeno tus revistas.
Convertimos tu casa en un castillo encantado y apenas paseamos. Juntos anduvimos por cada estancia, abrimos los cajones, y olimos la fragancia de nuestros corazones perfumando el espacio entre tus letras.
Me gustas tú.
Isabel Salas